La Presencia de Dios
Hago una pausa y reflexiono sobre la presencia vivificadora de Dios en todo mi cuerpo, en todo mi entorno, en la totalidad de mi vida.
Hago una pausa y reflexiono sobre la presencia vivificadora de Dios en todo mi cuerpo, en todo mi entorno, en la totalidad de mi vida.
Amado Señor, instala en mi corazón
El deseo de conocerte y amarte más.
Que yo pueda responder
a que se haga Tu Voluntad en mi vida.
Qué maravilloso es ser capaz
de llegar a Tu Presencia, Señor.
No importa la hora.
No importa dónde estoy.
Sólo necesito pronunciar Tu Nombre
En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".
Sin olvidar que sigo en la Presencia de Dios, imagino a Jesús mismo, de pie o sentado a mi lado. Le digo todo lo que está en mi mente, y en mi corazón, tal como se le habla al mejor amigo.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en un principio,
es ahora y siempre será,
por los siglos de los siglos
Amén
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