Bienvenida
Ven a una profunda consciencia de Dios
Bienvenido al Retiro de Adviento de este año. Cualquier retiro ofrece la oportunidad de dar un paso atrás frente a las preocupaciones de cada día, para así poder reflexionar y orar profundamente sobre el estado de tu relación con Dios, con las personas que te rodean y con el mundo en el cual vives. Esta sesión de Adviento, durante la cual la Iglesia se prepara para celebrar la venida de Cristo en la Natividad, es una gran oportunidad para llevar adelante un Retiro como lo deseamos.
Para ayudar y guiar nuestra oraciones este año, hemos escogido la lista de los antepasados de Jesús, escritos en el comienzo del Evangelio de San Mateo. Mientras oras con el material que te presentamos, esperamos que llegues a estar más atenta(o) de la acción de Dios que prepara, a lo largo de siglos, el nacimiento de su Hijo. Asímismo esperamos que llegarás a estar profundamente consciente de la acción de Dios en tu propia vida.
Sentido Práctico
Que hora del día es mejor para tu oración
Comenzamos con unas sugerencias prácticas que te ayudarán, si no has participado en un Retiro como éste, o te ayudarán a recordarlo si lo has hecho. Te invitamos a conocerlas bajo tres títulos: cómo, cuando y qué.
Una pregunta a considerar de un “cómo”, es qué tiempo puedes destinar a cada sesión del Retiro. Conviene decidir esto de antemano, y luego cumplir lo decidido. No la abandones al comienzo, si la encuentras un poco aburrida, y sigue adelante si parece que todo va bien. El material presentado para cada sesión se lee entre 20 y 25 minutos; pero tú podrías tomarte más tiempo si deseas prepararte antes, o quedarte después. Sólo elige el tiempo durante el cual puedes incorporarlo cómodamente en tu rutina diaria.
Bajo el título “donde”, podrías pensar en la hora del día que más te acomoda para orar: en la mañana, en la tarde, o tomando un respiro a mediodía? Esto nos puede sugerir otra pregunta: ¿dónde puedes encontrar un lugar que te facilite orar y reflexionar en esta forma?
Finalmente, bajo el título de “qué”, pregúntate para qué deseas estar en este Retiro. Cuáles son los Dones y Gracias que esperas recibir de Dios durante estos tiempos de oración. Asegúrate a comenzar tus oraciones pidiéndoselas a Dios, o por lo que sea que Dios desee entregarte.
Una vez que te hayas dado un tiempo para considerar estas preguntas, estarás lista(o) para comenzar esta lectura evangélica sobre los antepasados de Jesús. Antes de comenzar, debes estar atenta(o) a la bienvenida de Dios, que espera encontrarse contigo en esta forma. También debes estar consciente de todas las personas que participan en este Retiro, alrededor del mundo.
Introducción
El plan de Dios para enviar a Jesús, su Hijo, estaba preparándose..
En años recientes, la idea de buscar antepasados ha llamado la atención a los medios de comunicación. La televisión nos muestra a celebridades descubriendo de quiénes eran descendientes. Sitios web ayudan a obtener esta información. Los censos nacionales algo sirven; pero si quieres ir más atrás, deberás trabajar con los registros parroquiales que encuentres. A menudo aparecen sorpresas, al aparecer parientes en lejanos países, o de profesiones inesperadas. La mayor parte de las familias tienen una o dos “ovejas negras”; pero también se conocen historias de parientes que enfrentaron difíciles circunstancias.
El Evangelio de San Mateo comienza con un capítulo que recorre los antepasados de Jesús a lo largo de 42 generaciones! Comienza con Abraham, el hombre al que la Liturgia Católica llama “nuestro padre en la fe”. El capítulo está cuidadosamente estructurado, y divide la lista de antepasados en tres grupos de 14 cada uno. Ellos son interrrumpidos por dos de los sucesos claves en la historia de la religión judía: los reinados de David, quizás el más grande de los reyes de Israel, y el momento de la crisis en que la elite del pueblo judío fué deportada a Babilonia. Mateo busca demostrar cómo, desde los primeros momentos de la historia de Israel, Dios ya preparaba el envío de Jesús, su Hijo.
Mateo nos muestra la línea de ascendencia masculina de Jesús, por lo que el texto adquiere una característica casi hipnótica: “Abrahám fue el padre de Isaac, e Isaac el padre de Jacob, y Jacob el padre de Judá…” Algunos de los nombrados son figuras conocidas de la historia bíblica. Abrahám, David, Salomón y José “el esposo de María, de quién Jesús nació”. Otros serán familiares sólo a los con amplios conocimientos del Antiguo Testamente: Jesé, padre del Rey David, o Jeconía, el rey depuesto y exilado en tiempos de Babilonia. Un tercer grupo son totalmente desconocidos, fuera de la lista de Mateo. Hay santos y pecadores, judíos, y el ocasional extranjero; y de vez en cuando el nombre de la madre junto a la del padre.
Escritura
Mateo 1:1-17
Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abraham. Abraham fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram. Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naasón de Salmón. Salmón fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urías, y Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, Josafat, Joram, Ocías, Joatán, Ajaz, Ezequías, Manasés, Amón y Josías. Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliacim de Azor. Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud. Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob. Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. De modo que fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo.
Invitación
Dios ha preparado un lugar para tí
En este Retiro veremos a unos pocos antepasados de Jesús, y buscaremos la forma en que sus vidas nos ayuden a profundizar nuestra fe, al tiempo de prepararnos para el nacimiento de Jesús que celebaremos en pocas semanas. Al comenzar este Retiro, valdría la pena meditar el cómo nació nuestra fe. ¿Se puede recorrer hacia atrás, hacia nuestros padres y abuelos, y a lo mejor más allá de ellos? ¿O piensan que vuestra fe es algo más personal, la que debe poco o nada a los parientes y amigos? Ninguna de las respuestas es mejor que la otra. Cada uno de nosotras(os) debe su fe a otras personas, aunque hayan sido libros los que nos acercaron a la Cristiandad, y podremos reconocer el rol de ellas. Sin embargo, además cada una(o) debe finalmente tomar la decisión personal de ser un discípulo, y no podemos esperar que nadie más tome esa decisión crucial por nosotras(os).
Finalmente, lo que vale para Jesús, vale para ustedes. Dios ha programado crearte, desde antes de crear el mundo. A lo largo de las generaciones, Dios ha preparado un lugar en el mundo para ustedes, en ciertos lugares y junto a ciertas personas. Cuando meditemos, a lo largo del Retiro, en la forma en que Dios hizo esto para Jesús, rezaremos para que podamos detectar profundamente el amor sabio y providencial con el que Dios llama y forma a cada una y cada uno.