• Invitación

    Fíjate en los diferentes sonidos y de donde vienen

    Al comenzar una reflexión, siempre conviene tomar unos momentos para estar más quieta(o), más en silencio y más enfocada(o). Hay diferentes formas de hacerlo, y tú puedes ya conocer una forma que te haya resultado. Al comenzar este tiempo de oración, presta atención a cualquier sonido que puedas escuchar a tu alrededor. Puedes estar en un lugar muy tranquilo; sin embargo, siempre es posible que escuches algo. O puede haber mucho ruido, todo el clamor de la vida diaria. Cualquiera sea el ambiente que te rodea, trata de captar los diferentes sonidos y el origen de ellos.

  • Quietud

    Concéntrate en algo que puedes escuchar cerca de tí

    Ahora traslada tu atención hacia tu espacio, y concéntrate en cualquier sonido cerca de tí. Deja ir los otros sonidos – se quedarán muy en segundo plano. Pero enfoca en cualquier cosa que escuches cerca de tí, en la pieza en que estás, o viniendo muy de cerca. Presta tu atención por un momento a ellos.

    Ahora deja que estos otros sonidos también se desplacen al segundo plano, mientras tu atención se mueve a tu interior. Encuentra un lugar tranquilo en tu ser profundo, y por uno o dos minutos sólo descansa ahí, en el silencio del centro de tí misma(o).

    Escucha las Palabras de Dios desde ese lugar, dichas en la lectura que el Libro del Génesis nos entrega del llamado de Dios a Abrahám

  • Escritura

    Génesis 12:1-7

    Pero Jehová había dicho a Abram:” Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, ytú  serás una bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
    Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el árbol de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien se le había aparecido.

  • Reflexionar

    ¿Cómo comenzó la jornada de tu fe?

    Abram, a quien Dios le dió el nombre de Abraham, es el primer nombre de la lista de antepasados de Jesús escrita por Mateo en su Evangelio. La lectura que acabas de escuchar es el llamado de Dios que lo invita a partir hacia la Tierra Prometida. Por haber respondido a ese llamado, Abraham es llamado “nuestro padre en la fe” por parte de la Liturgia Católica. ¿Dónde y cuando comenzó tu propia jornada hacia la fe?

    Abram acepta partir porque Dios le hace una promesa: “Haré de tí una nación grande”. Él pone su confianza en Dios y en la fidelidad de Dios hacia él. ¿Si fueras desafiada(o) a dar cuenta de tu fe, a explicar por qué eres y sigues siendo cristiana(o), ¿cómo responderías? ¿Estás consciente de algo que Dios te ha prometido en tu vida?

    La promesa de Dios no es sólo para Abraham. Él lleva a su esposa, a su sobrino, a gran parte de su extensa familia, y a todos sus sirvientes. Y la promesa se extiende hacia adelante: “A tus descendientes yo entregaré esta tierra”. ¿Quiénes son las personas que te acompañarán en tu jornada de fe, las que te apoyarán y esperarán que las ayudes cuando traten de llegar a ser discípulos de Cristo?

  • Hablar con Dios

    Agradece a Dios por algunas de las cosas buenas que Él ha hecho por tí

    Más adelante, en su Evangelio, Mateo nos relata cómo Jesús llamaba “Abba” al Dios que Él conocía, y que era “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”. Aquí Abraham es nombrado junto a su hijo y su nieto, las tres primeras figuras del linaje de Jesús que Mateo nos comunica. A lo largo de estas generaciones, las promesas de Dios se cumplen- Sin embargo, Isaac no nace hasta que Abraham y su esposa han llegado a la ancianidad, y por poco el niño Isaac llega a ser sacrificado. Y Jacob sólo hereda la promesa por intermedio de engañar a su hermano mayor Esaú. Las promesas de Dios, según parece, son a menudo cumplidas en formas muy inesperadas, a veces cuando las personas han abandonado toda esperanza. ¿Puedes tú ver en tu vida si Dios ha actuado en esa forma?

    Al final de esta lectura, Abraham, al llegar a la Tierra Prometida, construye un altar para agradecer a Dios por todo lo que Dios ha hecho por él. Podrías terminar las oraciones del día de hoy, agradeciendo a Dios por algunas de las buenas obras que ha hecho por tí, y por las promesas que ha cumplido a lo largo de tu vida.

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