Quietud
Deja toda tu atención enfocada en el objeto que tienes en tus manos
- Las oraciones de cada parte de este Retiro, te invitan a distintas formas de cómo estar más quieta/o, más enfocada/o, en la preparación para escuchar la Palabra de Dios. Hoy día podrías comenzar por escoger un objeto, algo que puedas tomar confortablemente en tus manos. Puede ser una copa, una fruta, una pluma o una piedra suave. Si no tienes nada a la mano, enfócate en una prenda de vestir que estés usando. Escoge algo, y siéntate en silencio, sujetándolo por unos momentos.
- Ahora da vueltas el objeto en tus manos. Míralo de cerca. Fíjate cómo se siente, cuán pesado o liviano es, si es áspero o suave, duro o blando. Deja toda tu atención, por unos momentos, enfocada en el objeto que tienes en tus manos.
- Ahora mira el objeto de nuevo. ¿Qué tiene este objeto que no detectaste al principio? ¿Qué es lo que lo hace único, de una clase especial? Incluso si ha sido fabricado en serie, habrá algo que lo distingue de los demás.
- Tómate unos minutos más y aprecia el objeto que elegiste, algo que es finalmente una parte de la Creación de Dios. Entonces escucha un corto relato, que es único en el Evangelio de Lucas.
Escritura
Lucas 23:27-31
Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá: «Felices las mujeres que no tienen hijos. Felices las que no dieron a luz ni amamantaron». Entonces dirán: «¡Que caigan sobre nosotros los montes, y nos sepulten los cerros!» Porque si así tratan al árbol verde, qué harán con el seco?»
Reflexión
Trata de imaginar la escena en el camino al Calvario
- ¿Viste la película “La Lista de Schindler”? En una escena, Otto Schindler, rodeado por oficiales alemanes de la SS, observa la llegada de un contingente de judíos en camiones para ganado, y pide que todos los camiones sean lavados con mangueras de agua fría. La orden se cumple, y lo que parecía un acto de maldad, gradualmente se revela en un acto de misericordia. Es un día muy caluroso, y las personas dentro de los camiones están empapadas de sudor y angustiadas de sed. Al recibir los chorros de agua, ellas los reciben con gratitud y luchan por captar las últimas gotas en sus manos o en sus labios. Uno de los oficiales nazis critica a Shindler por esa idea. “les está dando esperanzas”, le dice. “No debería hacerlo”.
- Ahora trata de imaginar la escena del camino al Calvario. Trata de imaginarte como parte de la multitud. ¿Cómo es el ambiente? ¿Qué es lo que ves?
- Se ha comentado que las hijas de Jerusalén probablemente eran de un grupo de mujeres judías piadosas, que en las crucifixiones asistían a las víctimas con un sorbo de vino con droga, el que les ayudaría a soportar el terrible dolor. Lo hacían como un acto de caridad; posiblemente como un gesto de resistencia contra las crueldades de la ocupación romana. ¿Esta ayuda que ofrecían, les daba esperanza a las víctimas? Casi nada, pues sabían que en pocos minutos más las levantarían en las cruces y las dejarían para morir. Pero sí, lo verían como un acto de misericordia, como la compasión de unos seres humanos por el sufrimiento de otros. ¿Cómo le encuentras tú sentido a estos actos de misericordia frente a sufrimientos tan enormes?
Habla con Dios
¿En qué forma has sido tú la fuente de esperanza o de sanación para los demás?
- Jesús les dice a estas mujeres que no debían llorar por Él, sino que por ellas mismas. La mayoría de los estudiosos piensan que Jesús está hablando de la destrucción de Jerusalén por los romanos el año 70 antes de Cristo – un terrible asedio de la ciudad que terminó en un espantoso derramamiento de sangre. Sin embargo, es seguramente otro testimonio de la infinita compasión de Nuestro Señor. Un poco más adelante en el Evangelio de Lucas, Jesús le dirá a los soldados que le clavan a la Cruz sus muñecas y sus pies: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Qué piensas tú de esto?
- Se ha dicho que cuando Jesús tropezó y cayó bajo el peso de la Cruz en el camino al Calvario, una mujer que estaba ahí se acercó y le limpió el sudor de su frente con una toalla. Fue agradecida con la imagen del rostro de Jesús en ese paño. Este relato no aparece en los Evangelios, y puede ser sólo una leyenda; pero seguramente refleja la veracidad del hecho que todo acto de compasión encontrará favor en los ojos de Dios. ¿En qué forma has sido tú la fuente de esperanza o de sanación para los demás? ¿Has podido conocer mejor a Dios por medio de actos de compasión?
- Jesús les dice a las hijas de Jerusalén – y a nosotras/os también – que lloremos por nuestros pecados. En la Cuaresma hacemos un inventario de nuestras vidas, y somos urgidas/os a separarnos totalmente del pecado, antes de ayudar a otras/os a hacer lo mismo. ¿Qué cosas del mundo de hoy, o en tu propia vida, harían llorar a Jesús?
- Podrías terminar esta sesión de oración agradeciendo a Dios por las personas que en tu vida fueron para tí una fuente de esperanza y de sanación. O quizás pidiendo a Dios la gracia de ser tú ese instrumento de esperanza y sanación para los demás.