• Quietud

    Toma unos momentos para que tu ser profundo encuentre quietud.

    Siempre ayuda cerrar los ojos y tomar unos momentos para que tu ser profundo encuentre quietud. Estás aquí para recibir una nueva Luz en tu vida. Ruega para ser capaz de contactar a tus anhelos más profundos. Señor Jesucristo, dijiste que eras la Luz del mundo y nuestro "Camino, Verdad y Vida". Concédeme poder descubrir cómo acompañarte en esta jornada de Adviento que camina hacia una Nueva Luz, hacia Tí.

  • Escritura

    Mateo 2:1-8

    Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo". Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel".

    Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: "Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje".

     

  • Reflexión

    Trata de reconocer el contraste espiritual en tu vida diaria y en tus momentos de oración.
    • Si Los Magos eran guiados por una estrella, ¿por qué consultaron cómo podían llegar, a personas en Jerusalén, y terminaron siendo interrogados por Herodes? Aunque el Evangelio no lo dice explícitamente, parece ser que al llegar, la estrella desapareció de la vista de ellos. Lo que sí nos dice es que, cuando ellos dejaron Jerusalén, la estrella reapareció y los llenó de “gran alegría”. Esto es fascinante y poco conocido. Además sugiere unos estados de ánimo espirituales que oscilan, un contraste que San Ignacio consideraba central para el discernimiento, la diferencia entre “desolación” y “consolación”.

      Todos hemos experimentado esto, de una forma u otra. Hay momentos en que todo está bien, cuando estás en sintonía con el Espíritu de Dios, y puedes avanzar en fe, esperanza y amor. Pero hay otros momentos cuando la luz parece bloqueada, cuando te encuentras confundida/o o aproblemada/o, y cuando en vez de avanzar suavemente, estás paralizada/o y perdida/o. Ésta es una situación de peligro espiritual, cuando el engaño nos puede fácilmente llevar fuera de nuestro camino. Aquí la invitación es a reconocer este contraste espiritual en tu vida y en tus momentos de oración. Los Magos comenzaron su jornada en consolación, y esa consolación les volvió luego de un tiempo de ausencia. Pero en este relato, Jerusalén agrega otro espíritu, y ellos casi caen en la trampa que Herodes les prepara.

      Aquí aparece una situación puntual; pero significativa. Sucede cuando pierden contacto con la verdadera luz, y los Magos buscan ayuda en otra peligrosa dirección. Fíjense que el Evangelio nos dice que Herodes y toda la ciudad estaban preocupados o perturbados por la pregunta de los Magos: ¿Dónde ha nacido este nuevo “Rey de los Judíos”? (Recuerden que este título lo colocó Pilato en lo alto de la Cruz de Jesús). Pero sucede que los Magos están preguntando a las personas equivocadas. En Jerusalén se encuentran sin su estrella, y rodeados por un mundo de poder, envidia y violencia. Más adelante en el relato, los Magos serán advertidos en un sueño, que no volvieran a ver a Herodes. Sin este mensaje tan especial, ellos fácilmente hubieran ido al palacio de Herodes a informarle del recién nacido. Recuerden que San Ignacio nos ofrece una enseñanza clasica de sabiduría: nunca tomen una decisión si están en desolación.
       

  • Habla con Dios

    La consolación se caracteriza por el crecimiento y la valentía para cambiar.
    • Todo este drama nos llama a reconocer nuestras propias líneas de batalla, y especialmente cuando podemos caer en tentaciones de todo tipo. Somos más vulnerables cuando no estamos en contacto con la luz del Buen Espíritu. ¿Cuáles son tus peligros más probables? ¿Cuáles son tus fuentes de fortaleza y consolación? Esta jornada de fe, simbolizada por el relato de los Magos, inevitablemente contiene momentos de dificultades – como cuando los israelitas murmuraron en el desierto, o cayeron en varias formas de idolatría. O cuando los discípulos de Jesús entraron en juegos de poder, o cuando huyeron de Él durante su Pasión. Por esto conviene orar honestamente sobre nuestra inseguridad y nuestra inclinación al pecado, reconociendo que estos momentos de debilidad pueden aparecer cuando experimentamos una forma de “desolación” – como cuando la estrella parece desaparecer.

      Otro aspecto menor de esta narrativa merece ser mencionado. Los religiosos intelectuales de Jerusalén consultaron sus libros y entregaron a Herodes la respuesta correcta sobre el lugar del nacimiento del Mesías, Belén de Judea. San Agustín ha comentado con ironía esta respuesta: les gustaba ofrecer a otras personas direcciones; pero no llevarían adelante ninguna misión. Ellos permanecieron encerrados y su sabiduría no dió fruto en ellos. Ésta también es una forma de desolación o inmovilidad; mientras que la consolación se caracteriza por el crecimiento y la valentía para cambiar. Como siempre, la invitación es a reconocer este peligro en tí misma/o, y a pedir ser liberada/o de él.

      También es possible ensanchar nuestros horizontes y leer este relato del Evangelio, que trata de dos ciudades, en la luz del mundo dividido de hoy. Herodes y Jerusalén pueden representar el cerrado egoísmo del poderoso, de aquellos que directa o indirectamente oprimen a los pobres de nuestro planeta. Pero Belén, como veremos, representa otra actitud de vida, una sencillez abierta a la adoración. Una vez más podemos meditar sobre un contraste, ese que el Papa Francisco poderosamente lo describe en su Laudato Si: “Mientras quedan muchos atrapados en una pobreza degradante y desesperada, sin salida, otros no tienen la menor idea sobre qué hacer con sus posesiones, y en forma vana lucen su supuesta superioridad”. Tener fe significa adoptar una posición en este complejo mundo, optando por el espíritu de Belén y no por la tiranía de la Jerusalén de Herodes.
       

Inicio