Quietud
Ejercicio de quietud 3
Antes que entremos en esta tercera sesión del retiro de Cuaresma, toma un tiempo ahora con el objeto de quedarte quieta/o. Para que así, tu mente y tu cuerpo estén más alertas en lo que vamos a reflexionar hoy. Comienza escuchando el o los ruidos que sientes en tu alrededor, o quizás estás rodeado/a por el silencio. También trata de detectar el o los ruidos en tu interior, en tu cuerpo, o en tu corazón. Cáptalos suavemente, observa cómo se sienten, tómalos con cariño y luego déjalos ir.
Entonces, cuando hayas llegado a la quietud, aunque sea por unos instantes, vuélvete hacia Dios y dile: “Aquí estoy; habla Señor, tu sierva/o escucha”.
Invitación
Introducción a la Escritura
Escucha ahora el próximo relato. Es a continuación del correspondiente a la sesión anterior, la curación del siervo del centurión. A toda costa debemos evitar los chistes sobre suegras, ese gran regalo de Dios a casi todos los matrimonios. ¿Puedes visualizar esta escena de curación?
Escirtura
LECTURA
Mateo 8:14-15
Jesús fue a casa de Pedro; allí encontró a la suegra de éste en cama, con fiebre. Jesús le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle.
Reflexión
Aquí se nos presenta sólo a Jesús
- - ¿Cuán inesperada es ésta misericordia curativa de Jesús? ¿Por qué piensas que Mateo menciona una “suegra”?
- Observamos que Jesús “fue a la casa de Pedro”, y que Pedro es un nombre griego, bien apropiado para alguien que, según el Evangelio de Juan, viene de la cercana y pagana ciudad de Betsaida. ¿Qué sientes al ver a Jesús entrando a la casa de Pedro?
- Cuando Marcos escribió este relato, la colocó a continuación de cuando se fueron de la sinagoga en el Sabath. Aquí, en Mateo, sucede luego de un encuentro con un gentil, un soldado romano, que puede hacer resaltar lo inesperado de la misericordia curativa de Jesús. ¿Qué piensas de estos dos actos de misericordia, tan cercanos?
- En el relato de Marcos, sucedió en “la casa de Pedro y Andrés, con Santiago y Juan”. Todos los principales apóstoles estaban presentes. Aquí se nos presenta sólo a Jesús. Entonces escuchamos la descripción del mal de la paciente. Igual que el sirviente del centurión, ella está “en cama”, sin poder levantarse, lo que nos da el sentido de la actuación del maligno y de la poderosa fuerza que ha afligido a la suegra.
- - ¿Cuán inesperada es ésta misericordia curativa de Jesús? ¿Por qué piensas que Mateo menciona una “suegra”?
Habla con Dios
¿Mientras te encuentras con la misericordia sanadora de Dios en esta Cuaresma, ¿puedes responder a este llamado para servir a otras/os?
- - También sabemos que ella es una “mujer”, por lo que se trata de una persona al margen de la sociedad. Ella estaba, sin embargo, “ardiendo” de fiebre. En un mundo sin antibióticos, eso significa que está en peligro de muerte. ¿Puedes observar fijamente a la mujer; qué sientes de su situación?
- Observamos cómo reacciona Jesús: “tocó su mano”. Aquí deberíamos dar un salto de sorpresa, pues Jesús está arriesgando una doble impureza. No sólo ella es una mujer, y luego capaz de hacerlo impuro, sino que ella puede ser un cadáver, o estar a punto de serlo, lo que tiene el mismo efecto. Observa la reacción de Jesús: ¿qué es lo que te dice? Podrías querer reflexionar sobre la valentía de la curación misericordiosa de Dios. Y lo que ella significa para ti.
- ¿Y cuál fue el resultado? Primero, ella “se levantó”: ésta es una palabra que significa “resurrección” en el Nuevo Testamento. Y la forma pasiva “se levantó” en vez de “Él la levantó”, es un pasivo divino: significa que Dios está actuando. Segundo, “ella comenzó a atenderle”. Ahora no deben comenzar a pensar “Aquí vamos…los hombres explotando de nuevo a las mujeres”. En realidad, esto es lo que sucede cuando nos encontramos con la misericordia sanadora de Dios: nos atendemos entre todos, a cada uno. ¿Mientras te encuentras con la misericordia sanadora de Dios en esta Cuaresma, ¿puedes responder a este llamado para servir a otras/os? Habla al Señor sobre lo que esta reflexión ha producido en tu corazón.
- - También sabemos que ella es una “mujer”, por lo que se trata de una persona al margen de la sociedad. Ella estaba, sin embargo, “ardiendo” de fiebre. En un mundo sin antibióticos, eso significa que está en peligro de muerte. ¿Puedes observar fijamente a la mujer; qué sientes de su situación?