Quietud
Enfócate en donde tú estás y qué deseas llegar a ser al final de esta sesión.
Ahora instálate, y quédate quieta/o. Hay muchas formas para hacerlo; unos se sientan en una silla, con los pies en el suelo y los ojos cerrados y en una posición cómoda que saben que podrán mantener en el tiempo completo escogido. Siente la silla, y enfócate en donde tú estás y qué deseas llegar a ser al final de esta sesión.
Entonces, cuando hayas llegado a la quietud, aunque sea por unos momentos, vuélvete hacia Dios y dile: “Aquí estoy; habla, Señor, tu sierva/o escucha”.Introducción a la Escritura
Mateo ha agregado dos relatos más, el del llamado al cobrador de impuestos llamado Mateo, y un argumento sobre el ayuno.
• En el Evangelio de Marcos, este relato, que en realidad son dos relatos enlazados, viene luego del relato del endemoniado de Gerasa; pero Mateo ha agregado dos relatos más, el del llamado al cobrador de impuestos llamado Mateo, y un argumento sobre el ayuno. Esto podría hacerte experimentar en forma diferente el doble relato de la sesión de hoy.
Escritura
Mateo 9:18-26
- Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Reflexión
¿Cómo te sentirías si estuvieras esperando la respuesta de Jesús?
- • Tenemos dos relatos en esta particular lectura. Las llamaremos “Relato número 1”, y “Relato número 2”. En el relato número 1, encontramos un hombre desesperado pidiendo a Jesús que toque a su hija y la sane. Se nos dice que este hombre es un “jefe”, o, como otras traducciones lo
dicen, un “oficial” de la sinagoga, lo que significa que pueden suceder problemas (lo que no sucede). El Relato número 2 muestra el acto de sanar junto al apuro y la fe de una mujer. -
• Primero, al estilo de Mateo, este relato comienza con la indicación de Mateo, “¡Observa!”, la que nos dirige a poner atención a lo que está sucediendo: El oficial hace una petición, por su hija, quien está aparentemente “muerta”, aunque en Marcos ella estaba “agonizando”. ¿Puedes imaginar los sentimientos de este oficial cuya hija ha muerto?
• También nos damos cuenta que el oficial muestra una exhuberante confianza en el poder de la misericordia sanadora de Jesús: “ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá”, él declara. ¿Alguna vez has sentido tanta confianza en el poder de la misericordia sanadora de Jesús?
• Entonces observa la reacción de Jesús: Él se “levantó” (en sesiones anteriores hemos visto que es una palabra de la Resurrección) y lo “siguió”. Esta otra palabra, sorpresivamente, se usa para indicar lo que hace un discípulo; por lo que este relato nos deja un poco confundidas/os. ¿Qué ha significado para tí esta palabra “levantó”, a lo largo de este retiro?
• Ahora comienza el Relato número 2, marcado por nuestro familiar “¡Observa!”; la atención del que escucha esta lectura se vuelve a una persona que quiere algo, y ella resulta ser “una mujer”, lo que significa que ella es de un nivel inferior al oficial, alguien marginada de la sociedad. Y ella no desea perder tiempo hablando a Jesús. En vez de eso, va directo a lo que desea, y lo agarra. ¿Haces algo como esto en tu relación con Dios?• Entonces escuchamos su angustia: por unos increíbles doce años, ha sufrido de una “hemorragia de sangre”, que la tiene exhausta. Peor que eso, la hace totalmente impura, por lo que no debía estar entre la gente; no se debe acercar a nadie, incluso a su marido o a su familia; y claramente no debía tocar a nadie. ¿Puedes imaginar vivir esta clase de vida? ¿Puedes sentir lo que siente esta mujer?
• Ahora ella hace algo que ciertamente no debía hacer, bajo ninguna circunstancia: “Tocó el borde de su manto”, haciéndolo a Él ritualmente impuro. Al mismo tiempo, el evangelista nos permite escuchar sus pensamientos: “Si tocare solamente su manto, seré salva”. Igual que el oficial, ella se muestra totalmente confiada en lo que va a suceder: la misericordia sanadora, que ella detecta en Jesús, va a triunfar sobre su impureza. ¿Qué te dice la confianza de esta mujer?
• Este hecho es puesto a prueba, para conocer la reacción de Jesús: “Se volvió y la miró”. Todos estaban esperando una reacción, preguntándose cuál sería. A lo mejor la increparía, como haría uno de los rígidos religiosos: “¡Mujer: mira lo que has hecho – me has hecho ritualmente impuro! ¿Cómo te sentirías si estuvieras esperando la respuesta de Jesús?
• Jesús (por supuesto) no hace nada parecido. Al contrario, le dice “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado”. Recordamos que casi son las mismas palabras que le dirigió al paralítico en la camilla, y sabemos que todo estará bien. ¿Cuál es el significado de haber llamado “hija” a esta mujer? ¿Puedes escuchar la voz de Dios diciendo estas palabras, mientras nos acercamos a la Semana Santa?
• “Y la mujer fue salva” (Justo lo que ella esperaba) “desde aquella hora”. Su curación es inmediata y sin esfuerzo alguno. ¿Has llevado en tí este deseo de una “inmediata” y “sin esfuerzo” curación en tu vida?
- • Tenemos dos relatos en esta particular lectura. Las llamaremos “Relato número 1”, y “Relato número 2”. En el relato número 1, encontramos un hombre desesperado pidiendo a Jesús que toque a su hija y la sane. Se nos dice que este hombre es un “jefe”, o, como otras traducciones lo
Descanso
¿Has encontrado la Gracia de Dios y su poder sanador bajo una nueva luz?
- Volvemos al relato número 1 y seguimos a Jesús a “la casa del principal”. Ahí encontramos a los dolientes profesionales (“los que tocaban flautas”), y” la gente que hacía alboroto”. Como siempre, Jesús actúa para aclarar una situación confusa, diciendo: “Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme”. ¿Cómo escuchas a Jesús diciendo estas palabras?
• Ahora la gente reacciona a las palabras de misericordia: “se burlaban de Él”. Y se tiene que ir, pues su papel era una distracción del poder de la misericordia sanadora de Dios; y Mateo continúa: “cuando la gente había sido echada fuera”. ¿Cómo imaginas a la gente y su reacción frente a Jesús?
• Después que “la gente había sido echada fuera”, Jesús estaba libre para hacer lo que hace la misericordia: “entró, y tomó de la mano a la niña”. Una vez más, esto lo hace doblemente impuro ritualmente. Luego el narrador nos dice el resultado: “Ella se levantó”. Aquí está de nuevo, la palabra de la Resurrección, y estamos viendo cómo actúa el poder de la misericordia sanadora de Dios. Y descubrimos un resultado aún más amplio: “Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra” (lo que puede significar la Tierra Santa o todo el mundo). ¿Cómo proclamarás tú el mensaje y la Buena Nueva de la misericordia sanadora de Dios?
• Mientras llegas al término de este retiro, podrías querer reflexionar en lo que ha tocado tu corazón. ¿Has encontrado la Gracia de Dios y su poder sanador bajo una nueva luz? O quizás has descubierto la sanación que podrías necesitar en tu vida. Sea lo que sea que sientes al final de este retiro, tráelo todo, lo bueno y lo malo, lo viejo y lo nuevo, hacia la sanadora y misericordiosa Presencia de Dios.
- Volvemos al relato número 1 y seguimos a Jesús a “la casa del principal”. Ahí encontramos a los dolientes profesionales (“los que tocaban flautas”), y” la gente que hacía alboroto”. Como siempre, Jesús actúa para aclarar una situación confusa, diciendo: “Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme”. ¿Cómo escuchas a Jesús diciendo estas palabras?