• Quietud

    ¿Qué te parece usar un mantra para ayudarte hoy a obtener tu quietud? Presta atención en donde estás … cómo estás … qué te sucede … entrega todo eso de a Dios … entonces pide lo que esperas recibir de este Retiro … podría ser el conocer mejor a Jesús como Señor … como Mesías, o quizás pedir algo distinto … entonces toma la palabra aramaica Maranatha, que significa “Ven, Oh Señor”, y repite esa palabra al ritmo de tu respiración … Maranatha. Hazlo lo dos minutos … si te distraes, simplemente vuelve a la palabra.

  • Escritura

    Juan 1: 10-13

    "Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Él, este mundo que no lo recibió. Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre han nacido, no de sangre alguna ni por ley de la carne, ni por voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios.

  • Reflexión

    • Jesús, el Mesías, el Ungido, desde Abraham y toda su descendencia, había sido prometido una y otra vez, y era esperado con una gran anticipación. Y sin embargo, el pueblo de Israel, con el cual Dios había creado una especial relación y una Alianza, no reconoció a Jesús cuando se presentó ante ellos, y lo rechazaron.
    • ¿Te encontrarías en alguna parte de esa escena? ¿Por qué piensas que tantos fallaron al no reconocer a Jesús como el que estaban esperando? ¿Quién crees que es Jesús? ¿Lo reconocerías si se volviera a reencarnar como ser humano en el mundo de hoy? ¿Quién, o qué visualizas si Jesús te preguntara “quién dices que yo soy? (Lucas 9:20)
    • A lo largo del Evangelio, Juan siempre utiliza la fe o la creencia, como un verbo. Para muchos, la fe equivalía a la doctrina; pero para Juan, no se trata de una serie de doctrinas y leyes religiosas, que la gente debe obedecer: en vez de eso, la fe en el Evangelio de Juan es una relación activa, vivida y dinámica con Jesús. Para Juan, creer en Jesús es tener una confianza total el Él.
    • Esta relación nos recuerda que pertenecemos a una Iglesia peregrina, y somos parte de un pueblo peregrino, constantemente cambiando en respuesta al mundo en que vivimos. ¿En qué forma es la fe como un verbo – una relación que evoluciona – que te entrega vida? ¿En qué forma es un desafío?
      ¿Confías en Jesús tan profundamente, que en esta relación le entregas toda tu vida…? ¿Tu propio ser…? ¿Todas tus necesidades y aspiraciones? ¿Qué podrías necesitar hacer, para poder profundizar tu relación de confianza con Jesús?
    • Jesús fue rechazado por su propio pueblo, el pueblo que pensó era el que lo conocía major, y con el cual Él tenía una profunda y presente relación. ¿Puedes llegar a sentir cómo Jesús sintió ese rechazo? ¿Dolido? ¿Humillado? ¿No esperado?
    • Reflexiona en cualquier momento de tu vida, en el cual fuiste rechazado, o fue rechazado algo que tú apoyabas … Un momento en que te hicieron sentir que habías fallado … que lo que habías ofrecido era de poco valor. ¿Cómo te sentiste?

      Estás consciente de momentos en que rechazaste otra persona en esa forma?

      En tu memoria, puedes recorder un aprendizaje, una bendición, un crecimiento en tí por cualquiera de las dos experiencias?
       

    • Juan nos muestra que la respuesta de Jesús, luego de ser rechazado, es de apertura e inclusion. Jesús continua llamando a todos hacia Él, a pesar de ser insultado, ridiculizado y despreciado … y luego les abrió una relación de intimidad con Él y con el Padre – una relación que era igualitaria e inclusive para todos, sin considerer sus posiciones, sus riquezas o sus familias. Esto refleja las palabras de Jesús sobre el Juicio Final: “Siempre que lo hicísteis con alguno de éstos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicístes” (Mateo 25: 40)
    • ¿Qué significa para tí ser un niño de Dios? ¿Hace alguna diferencia para tu vida, en lo profundo?
      ¿Cómo sigues el ejemplo de Jesús de recibir y aceptar a todos en igual forma, sin fijarte en su posición, color, apariencia y edad…?
    • Mientras te preparas en este Adviento, para dar la bienvenida a Jesús, el que nace para todos en igual forma, reflexiona en dos o tres cosas que puedes hacer, para retirar las barreras de tu cabeza y de tu corazón, que te impiden ver y aceptar a todas las personas con los ojos de Jesús.
  • Habla con Dios

    • Toma un tiempo para reflexionar en Jesús como un predicador itinerante … El Hijo del Hombre, que no tiene ningún lugar donde descansar su cabeza … Quédate con Jesús, quién, con sus padres, fue un refugiado en Egipto … cuyo total ministerio fue uno de cambios, y de caminar de pueblo en pueblo.
      ¿Qué visualizas al imaginarte que caminas a su lado? ¿Es éste un Dios al que deseas creer?
      • ¿Qué significa tener una relación con ese Jesús? ¿Qué es lo que se te pide para creer en ese Dios? ¿Cómo se siente oírlo decir “No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida, que la comida, y el cuerpo más que el vestido? (Mateo 6:25) ¿Qué deseas decir a Jesús cuando escuchas y observas la realidad y las implicaciones de esa relación con Él?

      • Al mencionar el rechazo a Jesús “de parte de su propio pueblo”, Juan nos recuerda que la relación con Jesús es la de un encuentro gentil y amoroso, una relación que es abierta y de total libre albedrío. En esa forma, Jesús no excluyó a los que lo rechazaron, del poder de llegar a ser hijos de Dios; ellos se excluyeron a sí mismos.
      • San Ignacio nos dice cómo deberíamos ejercitar esa elección en nuestras vidas: “nuestra única elección debe ser ésta: Yo deseo y elijo lo que mejor me conduce a una profunda vida en Dios en mí”
      • ¿Existen otras áreas de tu vida que necesitan discernimiento, o necesitas tomar una decisión en este período de Adviento? Imagina que creas un espacio en tu interior, en el cual invitas a la sabiduría y la guía del Señor, para que te acompañen en tus decisiones.
      • Haciendo eco del amor incondicional que Jesús tiene para todos, el Papa Francisco ha dicho: “ustedes pueden, ustedes deben tratar de encontrar a Dios en todas las vidas humanas. Aunque la vida de una persona es un terreno lleno de espinas y malezas, siempre hay un espacio en el cual la buena semilla puede germinar. Tienen que confiar en Dios.”
      • Reflexiona sobre lo que viene a tu mente cuando lees estas palabras. Toma un tiempo para sentarte con esa persona en tu corazón. Ve más allá de las espinas y malezas, en el espacio en el cual la buena semilla puede crecer, y crece. Pide ayuda a Jesús para poder ver – más fácilmente y más decididamente – el sano crecimiento y la belleza en esta persona, de modo que puedas celebrar el Dios encarnado que ha vuelto a nacer en su interior.

      • ¿Con qué imágenes, preguntas, pensamientos o sentimientos te quedas, luego de reflexionar sobre estas palabras de Juan? Quédate un tiempo, en silenciosa oración, con lo que viene a tu mente y a tu corazón.

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