Sesión 7: El Jardín | Preparándose para la Oración
En su libro Ejercicios Espirituales, Ignacio de Loyola sugiere varias maneras de incorporarse a un tiempo de oración. Una de ellos es bastante simple, pero también es probable que te suene extraño la primera vez que lo conoces. “Considera”, sugiere, “cómo es que Dios Nuestro Señor te mira”. ¿Cuál es tu primera reacción al oír esta invitación?
Hay varios lugares en el Evangelio donde se nos dice que Jesús miraba con dureza a la gente, como para sopesarlas. Sin embargo, esta mirada era siempre compasiva, nunca enjuiciando duramente. Tal vez eso te ayude a ver lo que Ignacio tiene en mente. Así es que haz la prueba. Toma unos momentos ahora para considerar cómo te mira Dios a ti.
Jesús es Dios con una cara humana. Por lo tanto, es literalmente posible imaginar la mirada en la cara de Cristo mientras capta la vista de ti y luego fija su atención en ti. ¿Cómo le describirías esa mirada a un amigo que te preguntara sobre eso?Introducción al formato de la sesión final
En esta, nuestra sesión final, terminaremos nuestro retiro con un tiempo más largo de Lectio Divina, basada en la narración de la Resurrección del Evangelio de Juan. El título para nuestra sesión final es “El Jardín”. Así es que mientras te preparas para entrar a un tiempo de meditación leyendo este pasaje, toma un momento para quedarte tranquilo… imagínate caminando alrededor del jardín de la tumba de Jesús, mientras escuchas la primera parte de nuestra lectura del Evangelio de Juan… Escucha o lee varias veces el pasaje para superar cualquier duda o pregunta que surja de su significado. Invita a Dios para que te hable a través del texto. Acomódate en una quietud expectante.
Lectura: Juan 20:1-10
El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos.
Comienza la fase de Lectio
Sigue el pasaje lenta y cuidadosamente, escuchando las palabras con tu corazón. No hay necesidad de apurarse. No es necesario llegar al final del pasaje. Cuando determinada palabra o frase te golpee y parezca tener algún sabor, persiste en ella…
Ahora pasa a la fase de Meditatio
… déjalo entrar en ti. Haz una pausa con él. Deja que la palabra o frase resuene. Repítela para ti mismo, disfrútala, déjala que haga eco y sumérgela en ti hasta que el “sabor” empiece a diluirse, entonces…
… Cuando estés listo, entra en la fase Oratio…
… permítete responder en oración, en palabras del corazón, o en un espacio lleno de silencio, o con sentimientos espontáneos y novedosos. Cuando sientas que el momento está maduro, comieza a leer nuevamente…Continúa leyendo Juan 20:11-18
Repetimos el mismo proceso con la siguiente parte del relato del Evangelio de Juan:
Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo:!Raboni! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.Comienza la fase de Lectio
Sigue el pasaje lenta y cuidadosamente, escuchando las palabras con tu corazón. No hay necesidad de apurarse. No es necesario llegar al final del pasaje. Cuando determinada palabra o frase te golpee y parezca tener algún sabor, persiste en ella…
Ahora pasa a la fase de Meditatio
… déjalo entrar en ti... Haz una pausa con él. Deja que la palabra o frase resuene. Repítela para ti mismo, disfrútala, déjala que haga eco y sumérgela en ti hasta que el ‘sabor’ empiece a diluirse, entonces …
… Cuando estés listo, entra en la fase Oratio…
… permítete responder en oración, en palabras del corazón, o en un espacio lleno de silencio, o con sentimientos espontáneos y novedosos. Cuando sientas que el momento está maduro, comieza a leer nuevamente…Finalmente, cuando estés listo, marca el fin de tu tiempo de oración con un gesto de clausura o unas palabras de oración. Después puede ser que quieras hacer una nota sobre cualquier cosa que te pareció significativa.
Anticipándose
Tal vez puedas notar algún cambio en ti mismo, o en tu oración, a través de las semanas desde que empezaste este retiro. Quizá le estabas pidiendo a Dios un don en particular y tienes la idea que el don se te otorgó, en parte o totalmente. Es posible que Dios te haya dado mucho más de lo que eras capaz de pedir, o incluso imaginar, en el momento que iniciamos juntos esta travesía. Toma algún tiempo para agradecer a Dios todo lo que Dios ha hecho contigo en este período.
Ahora mira hacia delante a los días y semanas siguientes. ¿Hay alguna ‘gestión’ no terminada del retiro? ¿Un área de tu vida donde todavía puedes ver el trabajo duro de Dios, un don que sientes que necesitas pero que todavía lo estás esperando? Pídele a Dios que te dé cualquier cosa que estés consciente de esperar para el futuro inmediato.
Oración de cierre de Cuaresma (adaptado de Suscipe )
Tú me has dado todo lo que tengo.
A ti, Señor, lo torno.
Todo es tuyo, disponed conforme a tu voluntad.
Dame tu amor y gracia, que ésta me basta.