• 1. La Gloria de nuestro ser | Oración Preparatoria

    Oración Preparatoria

    Con el objeto de estar realmente presente en la sesión de oración de hoy, toma un momento para prepararte. Esto requiere alcanzar la quietud, en forma literal y figurativa.

    Primero, encuentra un buen lugar para orar. Si estás confinada/o en tu habitación, no tienes elección. Pero recuerda, la oración se trata de una conexion real, y no de percibir una perfección. Por eso, encuentra el mejor lugar que puedas.

    Segundo, toma contacto con lo que necesitas para ser llevado a la quietud. Podrías pensar en tres lugares: tu cabeza, tu corazón y tu cuerpo.

    Observa lo que sucede dentro de tu cabeza. ¿Qué es lo que piensas hoy y en qué se diferencia de lo que pensabas ayer? Que no te atrape ningún pensamiento en particular. Sólo observa cómo son tus pensamientos.
    Observa lo que sucede dentro de tu corazón. ¿Que es lo que sientes hoy día, y cómo eso es único para éste día? Nuevamente, no quedes atrapado en ningún sentimiento, Sólo obsérvalos a todos.
    Observa lo que sucede en tu cuerpo. ¿Cómo se siente hoy, y se sentía ayer? Observa las sensaciones que tiene: conformidad, desconformidad, dolor, cansancio, inquietud.

    Ahora observa tu respiración. Quizás hoy tienes dificultad para respirar. Si es así, no te alarmes y respira lo mejor que puedas. Mientras lo haces, reconoce que cada respiración, aunque sea difícil, es un signo del regalo de la vida en tu interior. Agradece a Dios por éste regalo.

    Mientras estás sentada/o, respirando y agradeciendo a Dios, permite a tu cuerpo que se vuelva pesado. Permite que una sensación de quietud te llegue. Esto puede tomar unos minutos. Guárda esta sensación hasta que te sientas preparado para proceder con nuestra sesión de oración para el día de hoy.

  • Tema de la Oración: La Gloria de nuestro ser

    Esta notable fotografía es un trozo de corteza de un viejo árbol que se yergue en el Falls Park de Belfast. Por fuera la corteza se ve áspera; está erosionada por el tiempo, anudada y poco atractiva.

    Sin embargo, como pueden ustedes ver, en su interior muestra una suavidad y un colorido que son a la vez sutiles y llamativos. ¿Quien habría pensado que ese viejo árbol mostrara en su interior tonalidades purpuras, rosadas y anaranjadas? Lo encuentro precioso.

    Cosa curiosa – al haber visto la verdadera naturaleza del interior del árbol, tenemos una nueva forma de observar su exterior. Anque ya no podamos ver su interior, vemos que posee belleza externa e interna.
    ¿Conoces a alguien que se siente como el exterior de la corteza? ¿Eres tú ese alguien? Si es así, ¿qué aprendemos de esta fotografía? ¿Qué le diríamos a esa persona, o incluso a nosotros, sobre la nuestra naturaleza?
    Así, muchos no ven la gloria y la belleza de su ser interior. Muchos quedan atrapados en el desorden y la imperfección que encuentran en la vida y en ellos mismos. Este desorden e imperfección puede ser mal interpretado como fracaso, fealdad o incluso una razón para odiarlo.
    Cuando estamos con esa vision, no podemos ver lo complejo, ordenado y suave que somos en nuestro corazón y ser interior. Hemos sido creados y seguimos siendo creados diariamente. No solo eso, sino que el Uno que nos crea, nos ama, y desea dialogar con nosotros. Es muy possible llevar nuestros sentimientos de desorden e imperfeccion a nuestro Creador, y así comprender que nuestro Creador está con nosotros incluso, y quizás específicamente, en esos momentos.

    Cuando lo hacemos, es posible reconectarnos a la belleza interior, al propósito de nuestras vidas, a la gloria de nuestro ser. Medita sobre estas palabras: “Soy bello – interior y exteriormente. Soy glorioso en mi ser interior. He sido creado y bien creado. Me puedo amar y amar a todos”.

  • Escritura

    Isaías 43:1 “Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío”.

    Efesios 2:10: “Por que somos lo que él nos ha hecho, creados en Cristo Jesús por las buenas obras, las que Dios prepara de antemano para ser nuestra forma de vida”

    Cantar de los Cantares 4:7: “Eres toda hermosa, amada mía, no hay en tí ningún defecto.”

  • Reflexión

    1. ¿Cómo te sientes sobre tí mismo?

    2. ¿Cómo te ve Dios?

    3. ¿Cómo vivirías si realmente aceptaras que eres amado?

  • Oración Final

    Señor Dios Padre, te doy gracias por este tiempo de oración que he realizado, unido a otros/as que están orando en este día.

    Estoy también unido al Sagrado Corazón de Jesús, ardiendo con amor por toda la creación. En esta unión me encuentro, uno de muchos y uno de tus hijos amados.

    Ruego por la continua ayuda de tu Espíritu Santo, mientras termino éste tiempo de oración para volver a mis ocupaciones de este día.

    Ayúdame a guardar las lecciones que necesito, de éste tiempo de oración. Ayúdame además a dejar atrás todo lo que no necesito llevar.

    Sobretodo, ayúdame a estar consciente de que estoy conectado a tí todo el tiempo, y que solo necesito hacer una pausa, respirar y orar, para estar profundamente consciente de esto.

Inicio