Libertad para decir que sí | Oración preparatoria
Con el objeto de estar realmente presente en la sesión de oración de hoy, toma un momento para prepararte. Esto requiere alcanzar la quietud, en forma literal y figurativa.
Primero, encuentra un buen lugar para orar. Si estás confinado en tu habitación, no tienes elección. Pero recuerda, la oración se trata de una conexion real, y no de percibir una perfección. Por eso, encuentra el mejor lugar que puedas.
Segundo, toma contacto con lo que necesitas para ser llevado a la quietud. Podrías pensar en tres lugares: tu cabeza, tu corazón y tu cuerpo.
Observa lo que sucede dentro de tu cabeza. ¿Qué es lo que piensas hoy y en qué se diferencia de lo que pensabas ayer? Que no te atrape ningún pensamiento en particular. Sólo observa cómo son tus pensamientos.
Observa lo que sucede dentro de tu corazón. ¿Que es lo que sientes hoy día, y cómo eso es único para éste día? Nuevamente, no quedes atrapado en ningún sentimiento, Sólo obsérvalos a todos.
Observa lo que sucede en tu cuerpo. ¿Cómo se siente hoy, y se sentía ayer? Observa las sensaciones que tiene: conformidad, desconformidad, dolor, cansancio, inquietud.Ahora observa tu respiración. Quizás hoy tienes dificultad para respirar. Si es así, no te alarmes y respira lo mejor que puedas. Mientras lo haces, reconoce que cada respiración, aunque sea difícil, es un signo del regalo de la vida en tu interior. Agradece a Dios por este regalo.
Mientras estás sentado, respirando y agradeciendo a Dios, permite a tu cuerpo que se vuelva pesado. Permite que una sensación de quietud te llegue. Esto puede tomar unos minutos. Guarda esta sensación hasta que te sientas preparado para proceder con nuestra sesión de oración para el día de hoy.
Tema de la Oración: La libertad de decir que sí
Nuestras vidas están llenas con personas que dicen y han dicho: ”sí”. Han dicho que sí para hacer lo correcto y han dicho que sí frente a un camino difícil pero valioso. Han dicho que sí al amor y al sacrificio personal. Han dicho que sí a Dios.
Tómate algunos minutos ahora y trae a alguna de esas personas a tu mente. Pueden ser tus padres o tus abuelos. Puede ser tu esposo o esposa Puede ser un amigo, amiga o maestro/a. Puede ser una persona famosa de la que has oído hablar.
Decir “sí” es una parte vital de nuestra relación con Dios. Como también tenemos la libertad de decir “no”. Muchas veces en mi vida miro hacia atrás y veo claramente que dije “no” (incluso si en ese tiempo no tenía claro que le estaba diciendo “no” a Dios).Gracias a Dios, puedo recordar también otras veces que también le dije “sí”. Decir que sí a Dios nos permite ser una presencia viva de amor, alegría y misericordia en este mundo. Nuestro sí siempre nos lleva a amarnos y valorarnos a nosotros/as mismos/as y a otros/as y al mundo alrededor nuestro.
En la tradición e historia cristianas hay numerosas personas que dicen “sí”: María, Jeremías, Moisés y Pedro, por ejemplo. Sus “sí” importaban. Pueden no haber sabido exactamente a qué estaban diciendo que sí y ciertamente no sabían a dónde los llevarían esos sí (ambos, el dolor y la gloria). Pero tenían la sabiduría de reconocer que Dios los estaba llamando y que deberían decir que sí.
Si te enfrentas con un sí difícil en un momento, recuerda que estás en buena compañía con esas personas mencionadas arriba. Debes saber también: los que dicen “sí” reciben un don por ese sí (así vemos a Pedro, el pescador iletrado, que se convirtió en un maestro sabio y líder de un nuevo movimiento: un santo). Tú también recibirás gracias por tu “sí”.
Escritura
Mateo 4: 18-22 Eran pescadores y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo: Síganme y yo los haré pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.
Lucas 5: 8-9 Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo: ”¡ Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador”! Porque él y sus compañeros estaban asustados por la gran cantidad de peces que habían recogido.
Mateo10:1 Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Reflexión
1.- ¿Qué necesitas para decir “no” a?
2.- ¿Qué necesitas para decir “sí” a?
3.- ¿Cómo sabrás qué respuesta quiere Dios de ti?
Oración Final
Señor Dios Padre, te doy gracias por este tiempo de oración que he realizado, unido a otros que están orando en este día.
Estoy también unido al Sagrado Corazón de Jesús, ardiendo con amor por toda la creación. En esta unión me encuentro, uno de muchos y uno de tus hijos amados.Ruego por la continua ayuda de tu Espíritu Santo, mientras termino éste tiempo de oración para volver a mis ocupaciones de este día.
Ayúdame a guardar las lecciones que necesito, de éste tiempo de oración. Ayúdame además a dejar atrás todo lo que no necesito llevar.Sobretodo, ayúdame a estar consciente que estoy conectado a tí todo el tiempo, y que solo necesito hacer una pausa, respirar y orar, para estar profundamente consciente de esto.