La Presencia de Dios
"Me detengo frente a tu puerta y llamo", dice el Señor. Que privilegio más maravilloso es el que el Señor de la Creación desee venir a visitarme.
Doy la bienvenida a su Presencia.
"Me detengo frente a tu puerta y llamo", dice el Señor. Que privilegio más maravilloso es el que el Señor de la Creación desee venir a visitarme.
Doy la bienvenida a su Presencia.
Pido la gracia de creer en lo que podria llegar a ser y hacer, si solo le permitiera a Dios continuar su obra en mí.
Dejar que Él, quien me creó y me ama, continúe creándome, guiándome y dándome forma.
En este momento, Señor, vuelvo mis pensamientos hacia Tí. Dejaré de lado mis labores y preocupaciones. Descansaré y refrescaré mi corazón en tu Presencia, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca." Él les respondió: "Vamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para esto he salido." Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Que sucede en mí, mientras rezo?
Siento consuelo, preocupación, indiferencia?
Imagino a Jesús mismo sentado o de pie, a mi lado,
y comparto estos sentimientos con Él.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amen
Si apreciaste esta Oración Diaria, y tienes alguna sugerencia o reflexión, estaremos muy contentos de conocerlas.